Declaración de la Conducción del Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanas

Desde principio de año, los posicionamientos que rectorado ha tomado en lo que respecta a bienestar estudiantil, constituyen una expresión de su política general de gestión y del modelo de Universidad que aspira construir. Haciendo un simple repaso de las principales acciones desarrolladas en el transcurso del año, se evidencia claramente que su “discurso de Universidad social” es una cáscara que encubre prácticas que no modifican sustancialmente los problemas que tenemos como estudiantes.

En primer lugar, podemos comenzar hablando de una cuestión de índole institucional. El carácter poco definido de la Secretaría de Bienestar y la figura difusa del Coordinador, le restan importancia a este tipo de políticas, importancia más que nunca relevante en este momento de crisis y en la situación actual de esta Universidad donde la caída de la matrícula de estudiantes en los últimos años es alarmante.

En lo que respecta a Becas, se promulgó un aumento que no se materializó hasta Agosto, negándose el pago retroactivo del mismo (correspondiente al mes en el que se hizo público), con lo cual se agravó de manera crítica la situación de aquellos compañeros que necesitaban y, en gran medida, dependían de ese apoyo económico para continuar con sus estudios. De esta manera, se demuestra la incapacidad y la falta de voluntad política para combatir la deserción cada vez mayor que sufre nuestra Universidad.

Asimismo, en lo que va del curso del año se destaca especialmente la cuestión del Comedor. Aquí se observa otra de las características de la política de rectorado, ligada a la estrategia de apropiación de los logros del movimiento estudiantil, buscando la no participación y desmovilización del claustro. Tal es así que, desde la gestión de la Universidad, se procura instalar la idea de que el comedor autogestionado es un logro propio, desestimando el hecho de que la iniciativa surgió de los estudiantes así como el papel indispensable que tuvo la participación propositiva y la movilización del estudiantado. Esperemos que ahora no provoquen otro aumento para los estudiantes a la hora de poner el precio del menú estudiantil. La lucha por el Comedor no terminó; tenemos que movilizarnos para garantizar un menú digno, nutritivo y accesible.

En el caso del CFBGE (Centro de Fotocopiado Bajo Gestión Estudiantil), la gestión de una nueva fotocopiadora se logró a pesar de que desde rectorado se nos dijo que, de tener problemas para mantener el centro de fotocopiado autogestionado, la mejor opción sería “la tercerización”; recordándonos lo que en los ‘90 fueron las privatizaciones de los servicios públicos. Nuevamente olvidándose de los 7 trabajadores, las 60 becas en fotocopia y la copia más barata de Tandil.

En este sentido, vale la pena recordar que, nuestro Centro de Estudiantes gestionó y logró que el rectorado haga un aporte de 1 peso por hora en el sueldo de los trabajadores, compromiso que la Gestión de la Universidad retiró este año.

La caracterización que venimos haciendo de la política de recorte de rectorado, encuentra una nueva expresión en lo que respecta a la organización de las Olimpíadas. A principios de año se quisieron eliminar las actividades culturales, a lo que se suma los rumores de descentralización por sedes. El movimiento estudiantil en su conjunto logró que estas acciones no se lleven a cabo y que este espacio de encuentro y recreación de los estudiantes se realice como siempre.


Pero hay un punto donde las políticas de bienestar estudiantil ejercidas desde rectorado encuentran su máxima expresión y muestran la verdadera cara de su lógica de gestión. Desde la coordinación de Bienestar se designaron arbitrariamente “5000 pesos en forma de crédito” a los 10 centros de estudiantes de la Universidad. Este dinero tendría que ser utilizado para diferentes cuestiones, como son viajes, fotocopiadora, olimpíadas; hasta se nos aconsejó que “pintemos el Centro de Estudiantes”.

Según datos ofrecidos desde la coordinación de Bienestar estudiantil, durante el año pasado los estudiantes de humanas gestionamos poco más de 8000 pesos sólo en viajes (sin tener en cuenta el dinero gestionado para los sueldos de los trabajadores de la fotocopiadora), por lo que se evidencia que esta política se estructura a partir de una lógica del recorte presupuestario. Al mismo tiempo, es posible observar a partir de estas medidas la desvinculación por parte de las autoridades del cumplimiento de su rol como principal actor en la definición de las políticas de bienestar. La única política que tomó fue esta asignación de plata a los centros sin ningún tipo de criterio y sin hacer análisis de las necesidades y especificidades de cada facultad.

Queda claro que de esta forma Rectorado y sus políticas de bienestar no plantean un cambio profundo que apunte a resolver la problemática general de acceso, permanencia y egreso. A su vez con esta lógica de gestión busca la fragmentación y la no participación de los estudiantes, acentuando las lógicas individualistas por sobre la construcción en conjunto y con solidaridad del movimiento estudiantil, como son la lucha por el comedor autogestionado, la continuación del proyecto de fotocopiadora o los viajes estudiantiles entre otras cosas.


Convocamos a esta Asamblea porque entendemos que es el espacio propicio para que el movimiento estudiantil aborde y tome decisiones en cuestiones de esta magnitud. En este sentido, llamamos al intercambio de ideas, al diálogo y al debate para que podamos construir en conjunto el posicionamiento del claustro estudiantil con respecto a la situación que hoy nos encuentra.

Desde la Conducción del Centro de Estudiantes de la Facultad de Humanas, creemos que no se pueden poner topes a las necesidades del estudiantado. Por eso planteamos decirle no al recorte y al tope de 5000 pesos que se nos quiere imponer. Entendemos que el apoyo económico por parte de la universidad debe partir de la identificación y análisis de las necesidades de los estudiantes y no repartir dinero sin criterios y sin tener en cuenta las diferentes realidades.

De esta manera, sostenemos la necesidad de establecer una política de bienestar integral, que ataque las causas de los problemas, que tenga capacidad operativa que, en pocas palabras, avance en el sentido de la construcción de una Universidad verdaderamente popular y crítica.



Agrupación Víctor Jara en el Movimiento Universitario de Izquierda

Conducción del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas

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